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Historia 

Breve historia de la biblioteca de la Escuela Normal Superior Nº 7

La Biblioteca del Normal Nº 7, fundada en 1910 con 411 volúmenes, se conformó como un espacio pedagógico pestalozziano. Durante los primeros cuarenta años el director de la Escuela fue Olegario Maldonado, quien le imprimió características particulares. Creó una biblioteca de avanzada que entre 1910 y 1930 se conformó como una unidad de información departamentalizada y atendió las diferentes necesidades del alumnado y cuerpo docente. Ya a fines de ese período contaba con 11.145 volúmenes repartidos en: Biblioteca Central (abierta a toda la comunidad), Sección Infantil, Sección Textos y Becas, Biblioteca Pedagógica, Sección Literaria para profesores y profesoras, Bibliotecas de Aula para cada curso del Normal y del departamento de aplicación, Bibliotecas circulantes de literatura infantil, gabinete de Geografía con material de lectura propio.

Biblioteca Normal 7
Biblioteca Normal 7

​A fines de la década de 1960 comenzó un proceso de destrucción de este espacio lector de vanguardia. Desapareció primero la sala infantil, lentamente se vaciaron las bibliotecas de aula y el valioso patrimonio bibliográfico se desmembró y guardó en armarios, huecos y lugares ocultos.

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Para la década de 1970 la sala principal comenzó a utilizarse también como sala de profesores. Durante la década de 1980 dejó de usarse definitivamente como biblioteca. La misma se trasladó a un exiguo cuarto de 4 x 2 m, que en su momento había funcionado como mapoteca. Desde este espacio se intentó atender a los cuatro niveles (ya que en 1986 se había creado el profesorado) con una sola bibliotecaria en el turno mañana. En este contexto, la Biblioteca perdió totalmente su función como espacio pedagógico de formación y lentamente se convirtió en un depósito de materiales que nadie sabía dónde guardar, aunque todos necesitaban utilizar.

Gracias al Profesorado se retoma el sentido original de la biblioteca. El pacto institucional con la lectura fue muy fuerte desde sus inicios y en cierta forma fundante de algunas líneas de acción pedagógica que permitieron que la Biblioteca se desarrollara como espacio articulador. El acceso a la lectura como derecho a la formación, favoreciendo la igualdad de oportunidades, fue la base con la que se creó la biblioteca especializada del nivel terciario. Con este criterio se pusieron a disposición los materiales, intentando que la ausencia de estructura, de organización bibliotecológica y de personal bibliotecario no impidiera el acceso a los documentos. En el año 2000, siguiendo esta idea, se diseñó e implementó un proyecto de formación de lectores y lectoras, promovido por la Regente Marta Aleksevicius, mediante el cual se dotó a la biblioteca de una importante colección de literatura, lingüística y análisis literario. El mismo fue la base sobre la cual creció la importante colección de Literatura Infantil y Juvenil con la que contamos actualmente.

 

​En este marco, en el 2002, se inició una nueva etapa. Con la creación de un cargo en el turno vespertino de la Biblioteca del profesorado ingresa Marina Peleteiro, que da  inicio a un proceso de  organización técnica de acuerdo a criterios bibliotecológicos, como así también de implementación de estrategias para cumplir con objetivos específicos de formación de personas usuarias, alfabetización informacional y promoción de la lectura. Pero todas las acciones que se generaron a partir de ese momento tuvieron un anclaje en ese pacto institucional con la lectura que entiende a la biblioteca como espacio de acceso a los derechos culturales por parte de estudiantes docentes en formación. Con otro enfoque y tal vez con otra intencionalidad, la biblioteca recuperó el sentido formativo dado por Maldonado en sus comienzos.

 

A principios de 2011 se entregó el edificio nuevo, sin la terminación adecuada. El espacio inicialmente destinado a la Biblioteca, que era apropiado para el Normal 7, debió ser compartido con las Escuelas de Comercio que utilizan el mismo edificio ya que no se previó en el diseño arquitectónico que cada escuela tuviera su propio sitio.  Durante tres meses se trataron de remediar las consecuencias de una mudanza compulsiva, organizando y unificando los materiales que se encontraban dispersos en distintos lugares. En mayo de ese año se inauguró el nuevo espacio mientras se continuó con la organización, el pedido de provisión de enchufes, internet, líneas telefónicas y otras instalaciones necesarias para el normal desempeño de la Biblioteca. Durante el segundo cuatrimestre se comenzó a trabajar intensamente en proyectos con todos los niveles para la recuperación del espacio lector, buscando nuevos caminos de encuentros entre lecturas y lectores y lectoras.

Esta forma de acercarse se fue instalando e incorporando a la forma de trabajo con los otros niveles. A partir del año 2004 se comenzó a trabajar intensivamente con el nivel primario, desarrollando proyectos que permitieron acercarse a las y los menores de la escuela a espacios de lectura generados desde la biblioteca. En el 2005, con el desdoblamiento de edificios, se sistematizó y organizó el espacio para el nivel medio en la sede de Guardia Vieja. Docentes y estudiantes se acostumbraron a acudir no solo a buscar libros, sino también a despejar dudas y buscar referencias, a pesar del pequeño espacio que ocupaba la Biblioteca en esa sede. Durante el 2007, con la creación de un nuevo cargo, se terminó de conformar un equipo de profesionales altamente capacitados que pudo promover la Biblioteca como un espacio pedagógico vinculado a la formación docente. Para ello se organizaron y sistematizaron los procesos técnicos que posibilitaron el acceso de usuarias y usuarios de todos los niveles a los materiales de lectura, se incorporaron nuevas tecnologías para la búsqueda de información, se ampliaron los espacios para la lectura e investigación y se desarrollaron instancias de articulación pedagógica con los distintos espacios curriculares de los cuatro niveles. Por entonces, y a pesar de las nuevas refacciones en el espacio provisorio, que achicaron la sala de lectura y el espacio de trabajo, se amplió y actualizó la colección y se extendió el horario, inaugurando la modalidad de atención en los tres turnos.

 

Debido el acrecentamiento del número de personas usuarias, en 2012 se sumó un nuevo cargo al turno vespertino con la intención de fortalecer la atención. Desde entonces, la Biblioteca atiende en forma intensiva en horario continuado de 8 a 22 hs. a los cuatro niveles de la Escuela Normal, desarrollando proyectos articulados con cada uno de ellos. El trabajo comprometido de todo el equipo ha logrado instalar un funcionamiento activo y cuidado desde la misión propuesta para la Biblioteca.

Los/las invitamos a todas/os a sumarse para seguir construyendo este espacio.

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Información extraída del texto "Encuentros y desencuentros con la lectura" escrito por Marina Peleteiro en 2010 para la web institucional.

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